Conviene saber que al margen de la severidad y frecuencia de los comportamientos alterados, existen problemas emocionales y conductuales en niños que reciben tratamiento y en buena parte se trata de formas extremas del desarrollo normal y en otros casos que no han logrado superarse como efecto consecuente de la maduración (Kazdin), además cuanto menor es la edad del niño su conducta va a variar en función de la situación, se ha demostrado que existen factores contextuales, familiares, sociales y escolares adversos que perjudican a los niños e influyen en la naturaleza y severidad de sus problemas y alteraciones.
En el desarrollo de la intervención cabe señalar que las habilidades del terapeuta son fundamentales a la hora de conseguir terapias eficaces, la cordialidad, la empatía, el contacto físico y el estímulo verbal son fundamentales, de la misma manera que influye la formación y experiencia del profesional.
La naturaleza de la intervención clínica en este ámbito dista de la realizada con los adultos en diferentes aspectos, como son:
-La implicación de terceras personas en el proceso, familiares, profesores, otros profesionales o incluso compañeros
-La diversidad de escenarios y ambientes en los que se administra el tratamiento, centro escolar, lugares de aprendizaje, ambientes naturales como el hogar, etc.
-Un papel más activo y diversificado del terapueta, donde la consolidación de la participación de los adultos en la programación de objetivos va a ser decisiva en el éxito de la terapia.
-Valoración del efecto terapéutico, atendiendo no solo a la sintomatología inicial tratada sino al funcionamiento infantil, familiar, parental y alcance social, considerando diferentes fuentes de información y examinando el impacto en diferentes ambientes
Contamos con herramientas de gran fiabilidad para llevar a cabo dichas evaluaciones, algunas de ellas son: BASC Escolar, PROLEC, PROESC, BASS-II, ADOS, PAI-A, APQ, CREA, STAI/CAS, Batería Neuropsicológica:Cognifit, D2, Escala Magallanes, etc. Todas ellas pruebas y cuestionarios clínicos que valoran necesidades, aptitudes y desarrollo evolutivo, para poder establecer los puntos fuertes y débiles que determinarán el programa de intervención.
Además hemos desarrollado diferentes protocolos de evaluación para realizar diagnósticos diferenciales en casos de Altas Capacidades, Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad y Trastorno del Espectro Autista.
Los programas de intervención que diseñamos resultan eficaces sobre todo cuidando algunas variables de las que estamos muy alerta como son la evaluación, la motivación e implicación, la coordinación con otros contextos y el punto de vista familiar.
La sintomatología que presentan tanto niños/as como adolescentes, así como las estrategias de intervención que venimos utilizando las describimos con más detalles en los apartados de Atención niñ@s y Atención Adolescentes.