En muchos hogares el espacio es muy reducido, los pisos son pequeños y los niños tienen muchos juguetes que ocupan demasiado sitio, la silla de paseo, la silla de comer, balones, material del cole, etc. Parece que todo es necesario aunque algunas si pudieran ser prescindibles, mientras hay niños pequeños en casa todo viene bien.
Quizás la falta de espacio puede ser un impedimento para crear un rincón de emociones en el hogar con el fin de que los niños aprendan a tranquilizarse en un espacio personalizado y adaptado para ellos.
Pero este aprendizaje es vital y necesario para un buen desarrollo emocional, una forma muy sencilla de habilitar una zona de la habitación que el niño decida acudir cada vez que sienta la necesidad de reducir su estado de ansiedad y volver a un equilibrio emocional.
Mi rincón de emociones
Si en la habitación de los niños contamos con una mesa de escritorio, el espacio que tenemos debajo puede resultar estupendo para colocar unos cojines, unos peluches y hasta unos cuentos que le permitan relajarse cuando sienta que está nervioso con el fin de autorregularse y frenarse ante una frustración.
Materiales que puedo utilizar
- Los cojines pueden servir para crear un espacio cómodo y agradable donde el niño pueda tumbarse a relajarse y a llorar si lo necesita. También pueden servir para que el niño saque la rabia que siente golpeándolos contra el suelo o saltando sobre ellos ya que de esta manera canaliza la cólera sin dañar a otras personas.
- Los peluches ayudan al niño a no sentirse solo, los puede abrazar si necesita sentir afecto incluso pueden ayudarle a guardar el genio como en el cuento de Eugenio el Señor del genio.
- El papel también puede ser muy útil para ayudar al niño a canalizar la rabia adecuadamente. Puede pintar una hoja de papel blanca con fuerza, hacer bolas de papel de periódico o romperla en pedacitos. Lo importante es darle herramientas al niño para sacar lo que siente sin dañar a nadie pero tampoco a sí mismo por retenerlo.
- La música también nos puede ayudar a crear un ambiente agradable donde el niño consiga serenarse para decidir como resolver un conflicto o cómo modificar un comportamiento inadecuado.
La forma de hacer uso de estos materiales es libre y ha de ajustarse dentro de las propias rutinas del hogar, aunque es necesario una explicación previa de donde puede encontrar esos materiales y quedarán guardados para cuando necesite usarlos, aprovechar alguna situación que lleve a necesitar calmarlo o consolarlo puede ser un buen comienzo para el aprendizaje, justo después de lo sucedido no durante el suceso, cuando tenga capacidad de atención ante tus explicaciones.
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